21.6.09

Uneasiness

Me ha pasado una cosa extrañísima. Creo que nunca me he cambiado de ropa tantas veces antes de salir como hoy. Y no era presunción. Es que parecía que mi armario lo había llenado una persona que no era yo. Nada de lo que había dentro daba la más mínima sensación de tener algo que ver conmigo.

Probablemente la misma persona que ha llenado mi armario es la que no deja que me miren o la que ha hecho un patético número de ruptura con mis padres.

Este desdoblamiento no me gusta nada.

He dicho.

14.6.09

Novedades

Mi jefa dice que es muy triste tener una agenda personal. Yo creo que es mejor tener una agenda personal que una agenda en el Outlook, así que, aunque no la mueva de mi escritorio (el de casa), mantengo y adoro a mi agenda naranjoide, llena de círculos-no-concentricos a lo 70s, y de fotos como deben ser: Vespa y Cactus en pleno ataque de amor, Kiwi en una foto en la que está casi tan achuchable como en la realidad, un atardecer en una playa, un fotograma de Rayuela, etc.

El caso: al final de la semana 13 (Lunes 23 de marzo - Domingo 29), en el apartado "nota", dice: "Tomar una decisión (y cumplirla con energía)".

Como soy una procrastinadora nata, con o sin intervención de la exitosa campaña publicitaria de uno de mis contactos en Facebook, pues no lo he hecho hasta hace muy poquito.

Pero la agenda personal es sagrada.

Así que, para aquellos que aún me lean (si los hay) y que no hablen conmigo por otros canales (y estos deben de ser ya un grupo de tamaño subatómico), que lo sepan: me voy de la empresa.

Me voy de ese sitio que ha hecho que cuando hoy me pregunten: "sigues escribiendo" haga que tenga ganas de decir "sólo que ahora me pagan por ello y ya no es nada divertido".

Una pena, ahora que he descubierto al Chico MD, al MD en general, la cantidad de cosas que se pueden hacer en HTML, la cantidad de cosas que puedo enseñar a mis compañeras (yo, que siempre pensaba que me encantaba aprender, y no sabía lo increíblemente satisfactorio que es enseñar).

Pero bueno. Antes o después tenía que pasar. Siempre habría algo que me detuviera.

Cuando lo decidí, el Chico Escritor dijo: "Entonces, ¿vas a tener 25 años?" Sí, voy a tener 25 años. Voy a reencontrarme conmigo misma. Muchas de las cosas que pensaba que habían cambiado de mí eran cosas que sólo estaban dormidas, bajo la superficie. Pero están saliendo. Vuelvo a escribir cosas que me apetece escribir, y no que tengo que escribir.

El cambio del verbo deber al de apetecer es la clave, supongo.

Como quiera o no, sigo siendo lo que soy, en lugar de estar disfrutando este momento estoy sufriendo un desencaje de mandíbula cojonudísimo que me produce todo tipo de dolores de cuello para arriba, y que sólo puedo tratar con medicamentos que me destrozan el estómago, pero y qué.

Voy a tener todo el tiempo del mundo, tiempo para mí, para estar sana, para ponerme morena, para no hacer nada y para hacerlo todo.

Como, por ejemplo, volver por aquí.

Próximamente, más.